Mis Duras Críticas a la Película «La Santa Muerte»

Santa Muerte 2

En Dos Mil siete se estrenó una película que tenía el propósito de «evangelizar» a las masas, pero que terminó siendo un atractivo más para quienes tenían inquietudes respecto a la brujería: La Santa Muerte.

Cuando se estrenó, sentí una mezcla de curiosidad y repulsión. Curiosidad porque el filme fue idea de una productora y un director cristiano, y repulsión exactamente por la misma razón. Como satanista, estoy acostumbrado a que mi fe sea tergiversada y demonizada, pero esta película llevó las cosas a un nuevo nivel. Sin embargo, y puesto que siempre he sido de mente abierta, fui con mi esposa al cine con la esperanza de encontrar algo más allá de los estereotipos; lo que encontré, en cambio, fue una caricatura grotesca de la espiritualidad popular mexicana. Pero antes de continuar, permíteme presentarte una sinopsis de la película:

«Tres historias entrecruzadas donde diversos personajes acuden a La Santa Muerte, sin sospechar que todo favor tiene un precio. Rubí (Karla Álvarez), es una madre angustiada que al saber que a su hija le quedan pocos días de vida, ve en la Santa Muerte su única esperanza. Gustavo (Julio Casado), desempleado y con deudas, está enamorado de Cecilia (Wendy Braga), una mujer frívola sólo interesada en lujos, él intentará dárselos sin medir las consecuencias. Y Elena (Eva Prado), una esposa que se desvive por atender a su marido, sin sospechar que éste la engaña con su mejor amiga, Raquel (Amaranta Ruiz ), quien pedirá que él sea únicamente para ella.» (Fuente: FILMAFFINITY)

¡Suena prometedor! ¿Verdad? No caigas. Cuando lees la sinopsis, tienes la impresión de que se trata de una película, si no de terror, por lo menos de suspenso; pero Yo, y todos sabíamos que era producida por cristianos y, por tanto, también sabíamos qué esperar: Una tremenda moralina y la «cordial invitación» a salvarte, aceptando a Jesús como tu Señor y salvador personal. Por supuesto, aunque en el filme no se hace referencia, aquí va incluido el mandato de congregarte todos los domingos en la iglesia y dar tu diezmo.

Además de una musicalización aburrida por parecer para videojuegos, escenas tan largas (una de ellas de cuatro minutos sin casi mover la toma) y con una conversación bastante monótona y acartonada en la que se predica el «evangelio», los personajes no lograron conectar con un pueblo que no venía a ser adoctrinado, sino a conocer más sobre el tan temido ente del que mucho se hablaba por aquellos tiempos. De hecho, el personaje de Rubí (Carla Álvarez) es ridiculizado a más no poder, mientras que los cristianos son dibujados como personas razonables y pensantes que tienen «la luz» para guiarla.

En general, la película retrata a los devotos de la Santa Muerte como seres desesperados y sin moral, arrastrados por una fuerza oscura y maléfica. Esta visión simplista y maniqueísta no solo es insultante para aquellos que profesan esta fe, sino que también revela una profunda ignorancia sobre las complejidades de la espiritualidad humana.

La Santa Muerte ha sido históricamente demonizada tanto por la Iglesia Católica como por las iglesias protestantes. Se le ha asociado con el pecado y el mal, todo ello en un intento por desacreditar una fe que desafía el orden establecido. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja. La Santa Muerte es una figura que ha ofrecido consuelo y esperanza a millones de personas, especialmente a aquellos que se sienten marginados y excluidos por la sociedad.

Como satanista, percibo en la Santa Muerte una figura similar a Satán. Ambos son vistos como fuerzas del mal, como enemigos de la moral y la civilización. Sin embargo, la realidad es que tanto el satanismo como la devoción a la Santa Muerte son expresiones de la libertad individual y de la búsqueda de significado en un mundo cada vez más alienante.

La película «La Santa Muerte» es un claro ejemplo de cómo las religiones institucionalizadas utilizan el miedo y la exclusión para mantener el control sobre sus fieles. Al demonizar a la Santa Muerte, la Iglesia Católica y las iglesias protestantes buscan consolidar su poder y legitimar su propia visión del mundo.

Yo, como satanista, rechazo esta visión. Creo en la libertad individual, en la diversidad espiritual y en el derecho de cada persona a elegir su propio camino. La Santa Muerte es una de las muchas expresiones de la espiritualidad humana, y como tal, merece ser respetada.

Si deseas profundizar en tu relación con la Santa Muerte y aprender a comunicarte con Ella de manera efectiva, te invito a leer mi libro «Habla la Santa Muerte». En él, encontrarás guías detalladas sobre cómo establecer un altar, realizar ofrendas y llevar a cabo rituales para conectar con esta poderosa entidad. Aprenderás a descifrar sus mensajes y a obtener su protección y guía.

En conclusión, «La Santa Muerte» es una película que refleja los prejuicios y las intolerancias de los mal llamados «cristianos». Como satanista, me opongo a cualquier forma de imposición religiosa y defiendo el derecho de cada individuo a explorar su propia espiritualidad. La Santa Muerte es mucho más que una simple figura religiosa; es un símbolo de resistencia, de esperanza y de libertad.

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