Jehová vs. Satanás: ¿Quién es realmente el malo?

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Para el cristiano promedio, no hay duda: Jehová es el Dios bueno y justo, mientras que Satanás es el villano absoluto. Se le ha enseñado así desde pequeño y pocas veces se detiene a cuestionarlo. Con la misma seguridad con la que afirman esto, también acusan al satanista de realizar sacrificios de animales y personas, asegurando que es obra del mal. Pero, si miramos la Biblia con atención, descubrimos algo inquietante: a lo largo del Antiguo Testamento, es Jehová quien exige sangre para calmar su ira, no Satanás. Tanto fue así, que al final sacrificó a su propio hijo para que su sangre limpiara el pecado de los hombres.

En este breve análisis, no apto para fanáticos religiosos, estudiaremos las acciones de ambos para llegar a una conclusión libre de prejuicios.

A. Jehová y su sed de sangre

En múltiples relatos bíblicos, Jehová exige sacrificios como prueba de devoción o como pago por el pecado:

  • Abraham y su hijo Isaac (Génesis Veinte y dos): Jehová ordena a Abraham sacrificar a su propio hijo como muestra de obediencia. Aunque detiene el acto en el último momento, ¿qué clase de Dios pone a prueba la fe de un padre de esta forma?
  • Sacrificios animales constantes: En el Levítico, Jehová establece un elaborado sistema de sacrificios de animales para el perdón de pecados, donde la sangre de toros, corderos y palomas es ofrecida como aroma agradable para él (Levítico uno : nueve ; diecisiete : once).
  • La Pascua y la sangre en las puertas (Éxodo doce : siete ; doce – trece): Para evitar que el ángel de la muerte mate a los primogénitos israelitas, Jehová ordena que marquen sus puertas con sangre de cordero.
  • El sacrificio definitivo: Jesús (Mateo veinte y seis : ocho): Según la doctrina cristiana, la única forma en que Jehová pudo perdonar el pecado de la humanidad fue con el sacrificio de su propio hijo. Su sangre debía ser derramada para limpiar los pecados de todos.

El cristiano acusa al satanista de buscar sangre para rituales, pero ignora que toda la Biblia está llena de demandas de sacrificios… y ninguna de ellas viene de Satanás.

B. Jehová y sus actos de violencia

Además de exigir sangre, Jehová comete actos de violencia que rivalizan con cualquier historia de terror:

  • El diluvio universal (Génesis seis – siete): Jehová extermina a toda la humanidad con una inundación, matando a hombres, mujeres, niños y animales, sin dejarles opción de redención.
  • La destrucción de Sodoma y Gomorra (Génesis diecinueve): Jehová borra estas ciudades con fuego y azufre, matando a toda su población, incluidos niños y ancianos.
  • El asesinato de los primogénitos en Egipto (Éxodo doce : veinte y nueve – treinta): Para castigar al faraón, Jehová mata a todos los primogénitos egipcios, desde los hijos de esclavos hasta los animales, causando un luto masivo.
  • El genocidio de los cananeos (Deuteronomio veinte : dieciseis – dieciocho): Jehová ordena a los israelitas exterminar por completo a los cananeos, incluyendo hombres, mujeres, niños y ancianos.
  • El castigo a los israelitas rebeldes (Números dieciseis : treinta y dos – treinta y cinco): Jehová abre la tierra y traga vivos a Coré y su familia por desafiar su autoridad, luego envía fuego para quemar a otros doscientos cincuenta seguidores.

Cada uno de estos eventos muestra un patrón de castigo severo, sin espacio para el perdón o la misericordia.

C. Satanás: el retador, no el destructor

Mientras Jehová exige sangre y aniquila pueblos enteros, Satanás en la Biblia no realiza actos de violencia masiva. Veamos algunos ejemplos:

  • El Edén (Génesis tres): Satanás, en forma de serpiente, no asesina ni tortura a Adán y Eva; solo les ofrece conocimiento. Es Jehová quien los castiga con dolor, sufrimiento y muerte.
  • El libro de Job: Satanás no actúa sin permiso. Es Jehová quien le da luz verde para atormentar a Job, matando a su familia y arrebatándole todo. ¿Quién es realmente el responsable?
  • Tentación de Jesús (Mateo cuatro : uno – once): Satanás no le hace daño a Jesús, solo le da opciones. En cambio, Jehová lo envía a la cruz para ser sacrificado.

D. ¿Quién es realmente el malo?

El cristiano repite que Satanás es el villano y acusa a sus seguidores de hacer sacrificios. Pero nunca se detiene a analizar que en toda la Biblia, quien pide sangre, castiga con plagas y extermina pueblos enteros no es el diablo, sino Jehová.

Si quitamos los prejuicios y miramos los hechos, la historia se ve diferente. Quizá el verdadero problema no sea Satanás, sino la imagen que nos vendieron del “Dios bueno”.

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