El Poder del Mago y la Ilusión del Ritual

Desde hace años, muchas personas me han insistido en que escriba un libro de rituales, oraciones y encantamientos. Me piden un compendio donde puedan encontrar fórmulas listas para usar, como si la magia se tratara de seguir una receta de cocina al pie de la letra. Sin embargo, no lo he hecho y difícilmente lo haré. ¿La razón? Porque después de años de práctica, de incontables rituales realizados, de fracasos y éxitos, he comprendido algo fundamental: el verdadero poder no está en el ritual, sino en la mente del mago.

UNO. El Ritual: Una Herramienta, No el Poder en Sí

He realizado más rituales de los que podría contar. He visto algunos funcionar con una precisión asombrosa y otros fracasar estrepitosamente. He probado técnicas de distintas tradiciones, métodos antiguos y modernos, fórmulas complejas y sencillas. Y después de todo eso, he llegado a una conclusión innegable: el ritual es solo un medio, una herramienta, pero no es el poder en sí mismo.

No niego que el ritual tenga importancia. De hecho, sigo realizándolos y sigo experimentando con ellos. Pero su papel es secundario. No basta con encender una vela del color correcto, recitar unas palabras en latín o colocar ciertos elementos en un altar si no hay una verdadera intención detrás. El poder real está en la mente del mago, en su capacidad de concentrarse, de proyectar su voluntad y de hacer que la realidad se doblegue a su propósito.

Lo curioso es que la mayoría de las personas que me piden rituales buscan precisamente evitar ese esfuerzo. Quieren una solución rápida, un atajo. Pero la magia no es para los que buscan caminos fáciles. Si alguien no está dispuesto a desarrollar su capacidad mental, su voluntad y su control energético, ningún ritual le servirá de nada.

DOS. La Magia No Es un Recetario Universal

Otra razón por la que no he escrito un libro de rituales es porque la magia no funciona igual para todos. Lo que a mí me ha dado resultado puede no funcionar para otra persona. Y lo que para otros es efectivo puede no servirme en absoluto.

Desde hace tiempo llevo un libro personal donde anoto lo que para mí ha funcionado y lo que no, y otro donde registro lo que me dicen los entes. En cuanto al primero, es un registro de mi experiencia, un compendio de pruebas, errores, aciertos y ajustes. No es un libro de recetas mágicas, sino un testimonio de mi propio camino. Y lo que ahí está escrito es útil solo para mí, porque la magia es personal, como la cocina: no hay mejor cocinero que el que hace sus propias recetas.

A lo largo de los años, he visto a muchos magos fracasar porque intentan replicar al pie de la letra los rituales de otros sin comprenderlos. No adaptan, no modifican, no experimentan. Solo siguen instrucciones como si la magia fuera una ecuación matemática exacta. Pero no lo es. La magia es un arte, y como todo arte, requiere creatividad, intuición y un entendimiento profundo de lo que se está haciendo. 

TRES. Conclusión

La insistencia en que escriba un libro de rituales me demuestra que muchas personas aún creen que la magia está en la fórmula y no en el mago. Pero después de años de práctica, de éxito y fracaso, sé con certeza que lo esencial no es el ritual, sino la voluntad y el poder mental de quien lo realiza.

Prefiero seguir anotando mis experiencias en mi libro personal, seguir probando, fallando y aprendiendo, en lugar de ofrecer un recetario que, sin la preparación adecuada, no serviría de nada. La magia real no está en las palabras escritas en un libro, sino en la capacidad de cada mago para descubrir su propia senda y hacer su propia magia.