Lo que Persigues Huye, lo que Atraes Fluye
Existe una paradoja que rige el mundo de las energías, las relaciones humanas y hasta la búsqueda de lo sobrenatural: Todo lo que persigues con afán, huye; y todo lo que atraes con calma, fluye. Esta verdad, aunque simple en su enunciado, tiene profundas implicaciones en la vida cotidiana y en el ámbito espiritual.
Desde tiempos antiguos, la humanidad ha buscado comprender y conectar con lo trascendental. Sin embargo, en su desesperación por obtener respuestas inmediatas o experiencias extraordinarias, muchas personas caen en la trampa de la persecución. En el amor, en el éxito y en lo espiritual, esta actitud genera resistencia en lugar de resultados.
Cuando alguien persigue con desesperación un resultado—ya sea una relación, la fortuna o un contacto con el más allá—lo que realmente proyecta es escasez, ansiedad y desesperación. Estas emociones actúan como una barrera, alejando aquello que se desea. Es la misma razón por la cual quienes están obsesionados con encontrar pareja suelen permanecer solteros más tiempo, o por la que aquellos que buscan dinero con ansia rara vez logran estabilidad financiera.
Este principio se aplica también a quienes se dedican a cazar espíritus y buscar fenómenos sobrenaturales de manera forzada. Al vivir en una constante persecución de manifestaciones, terminan alejándolas o, peor aún, cayendo en la desesperación al no encontrarlas. Aquí es donde entra el peligro: al no hallar lo que buscan, muchos terminan recurriendo a la mentira.
Hay quienes montan espectáculos de actividad paranormal con trucos baratos, sonidos fabricados y sombras artificiales, todo porque no comprenden que el mundo espiritual no responde a la cacería. El verdadero contacto con lo desconocido no surge de la persecución, sino de la sintonización, de la vibración adecuada y del estado de calma que permite que lo espiritual se manifieste por sí solo.
El secreto no está en correr detrás de lo que deseas, sino en atraerlo mediante la disposición adecuada. Si quieres que el amor llegue a tu vida, conviértete en alguien que irradie amor y confianza. Si buscas éxito, concéntrate en mejorar tus habilidades y aportar valor. Si deseas experiencias espirituales genuinas, cultiva la paz interior, la percepción y el respeto hacia lo oculto.
El río no necesita perseguir al mar; fluye hasta él porque sigue su cauce natural. De la misma forma, las experiencias y todo lo que deseamos llegan cuando no las obstruimos con nuestro afán.
Comprender este principio transforma la forma en que enfrentamos la vida. En lugar de perseguir sin cesar, aprendamos a atraer con paciencia y equilibrio. Así, todo lo que hemos deseado para nosotros llegará sin necesidad de forzarlo, y evitaremos caer en la desesperación o la falsedad.
Recuerda: Lo que persigues huye, pero lo que atraes fluye.
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