Significado del Pentagrama Invertido

En los reinos donde el velo entre mundos se vuelve delgado y la sombra murmura secretos a quien sabe escuchar, el pentagrama invertido con la cabeza de cabra se yergue como emblema ancestral de la libertad oculta, de la rebelión sagrada y del conocimiento prohibido. Malinterpretado por los ojos profanos, este sigilo no pertenece al mal pueril de los cuentos religiosos, sino a una senda más profunda: la del despertar interior.
La Estrella que Desciende
En su forma recta, el pentagrama representa la elevación del espíritu sobre la materia: cinco puntas que integran los cuatro elementos y el quinto, el éter, que los corona. Sin embargo, cuando se invierte, no se pervierte: se transforma. Su punta inferior señala la Tierra, la carne, el deseo, lo oculto. No es símbolo de sumisión al caos, sino de dominio consciente sobre las fuerzas que laten bajo la superficie.
Esta estrella caída es el espejo del adepto que desciende a sus profundidades, no para perderse en ellas, sino para encontrar su núcleo indómito. Es el emblema del sendero izquierdo, el de quienes no temen mirar su oscuridad para conquistar su luz.
En el centro de esta estrella se manifiesta la cabeza de la cabra: símbolo de Baphomet, guardián del umbral, figura andrógina y alquímica que une cielo y abismo, masculino y femenino, razón y deseo. La cabra, animal rebelde y montañés, representa el alma que asciende por su propia senda, sin obedecer caminos marcados.
Como ya lo habíamos dicho en uno de nuestros episodios, Baphomet no es un demonio como lo pinta el dogma. Es el signo del equilibrio profundo, del poder que nace de conocerse sin máscaras, de la iluminación que no teme mancharse los pies con barro para encontrar el oro interno.
Ahora bien, aquí es preciso explicar algo importante: Muchos llevan este símbolo colgado al cuello, grabado en anillos o estampado en sus ropas, creyendo que portar el sigilo les concede poder. Pero el pentagrama invertido con cabeza de cabra no otorga dones por sí solo. No es talismán que funcione sin el fuego de la voluntad. Llevarlo sin comprensión es como cargar una antorcha apagada. Solo quien lo porta como declaración interior —como grito silencioso de libertad, como espejo de su camino y su dominio sobre el miedo— despierta su fuerza.
El verdadero poder no reside en el metal ni en la tinta. Reside en ti. En tu intención, en tu consciencia, en tu capacidad para elegir tu propio destino cuando todo a tu alrededor exige obediencia.
El Símbolo del Iniciado
Este emblema es una advertencia y una promesa: no te hará poderoso. Pero si ya lo eres, si ya has decidido cruzar los velos con ojos despiertos y corazón firme, entonces sí: puede recordarte lo que eres.
Los religiosos, que en todo ven una agresión directa a su «Dios», te dirán que este símbolo significa la crucifixión del Cristo de cabeza, el llamado al diablo que ellos temen, o el hombre cayendo al infierno al que tanto evitan ir. Sin embargo, quienes conocemos su verdadero significado sabemos que la estrella apunta hacia abajo, no para hundirte, sino para recordarte que la raíz del fuego está en lo profundo, y que solo quien arde desde dentro puede iluminar la noche.
¡Salve, Satán!

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