¿Qué es un iniciado?
Ser un iniciado no es simplemente haber leído ciertos libros o conocer ciertos secretos. Es, ante todo, haber despertado a una verdad profunda: que no somos lo que nos dijeron que éramos.
Desde que nacemos, la familia nos da un nombre y un apellido para distinguirnos, para organizarnos, para poder llamarnos. Dentro de esa misma familia somos hijos, hermanos, etc. Después es la sociedad la que nos etiqueta y así viene el oficio, el arte, la profesión: abogado, médico, maestro, brujo. También llegamos a ser esposos y padres. Todo eso es útil, claro está. Pero nada de eso define lo que somos. Son papeles, roles que jugamos dentro de esta experiencia humana.
El iniciado comprende esto. Se observa a sí mismo como quien mira una película. Su nombre, su historia, sus logros o fracasos… todo eso pertenece al personaje. Pero él no es ese personaje. Lo interpreta, sí, y a veces lo hace muy bien. Pero a diferencia de los no iniciados, no se identifica con él. Sabe que su verdadero Ser está más allá de cualquier definición.
Y aquí sucede algo poderoso que resulta un arma de dos filos: una vez que el iniciado reconoce su verdadera naturaleza como «Yo Soy», sin adjetivos, sin límites, entonces puede elegir, desde la libertad, qué papel desea representar en este mundo. Pero… ¿Por qué resulta ser un arma de dos filos?
Porque muchos iniciados, y no iniciados que llegan a practicar esta simple verdad sin entenderla, caen en la negatividad afirmando cosas como: «Yo Soy un tonto», «Yo Soy un perdedor» y cosas como esas, y entonces acaban siéndolo. El iniciado despierto, en cambio, no actúa desde la confusión ni la necesidad de validarse, sino desde la claridad de quien sabe que está jugando un rol.
Tal vez, como es el caso del que escribe, el iniciado decide jugar el papel del abogado. Va a los juzgados, presenta escritos, debate con pasión, y lucha por lograr la pretensión de su cliente. O tal vez, como también es el caso, elige ser brujo, realizando rituales, trabajando con energías, ayudando a quienes le piden un servicio espiritual. Ambos cumplen una función en el mundo. Ambos aportan. Pero aún así, por más positivo que sea todo lo que hace, el iniciado sabe que eso define lo que hace, no lo que es.
Porque lo que «Yo Soy», lo que realmente somos, no puede nombrarse. Es anterior a todo lenguaje. Es la consciencia pura, sin forma, sin principio ni fin. La misma inteligencia infinita que, al manifestarse, sólo puede decir «Yo Soy». No necesita más. No tiene que probar nada. Simplemente es.
Así, el iniciado vive con los pies en la tierra pero con el alma despierta. Juega su papel con compromiso, con presencia. Pero nunca olvida que, cuando cae el telón y se apagan las luces del escenario, su esencia permanece intacta, libre y eterna: «Yo Soy».
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1 comentario en «Qué es un iniciado»
Gracias , por tan valiosa información
Príncipe Lucifer