El Secreto de la Conexión  con los entes espirituales

Una de las preguntas más frecuentes de muchos de ustedes es: ¿Cómo puedo conectarme con el ente con el que trabajo? Esta pregunta me sorprende, y no digo esto para ridiculizar; pero lo primero que Yo me pregunto al recibir esta inquietud es: ¿Cómo es que trabajas con el ente si no tienes conexión con Él? Eso es, técnicamente, imposible.

Sin embargo, lejos de regañar o de sermonear, quiero enseñarte tres formas en las que puedes hacerlo, las cuáles, puedes utilizar de forma secuencial o puedes, simplemente, elegir la que mejor resuene contigo y practicarla. Aquí vamos:

UNO. El poder de las imágenes

A lo largo de la historia, muchas tradiciones han sabido del inmenso poder de las imágenes. La Iglesia Católica, por ejemplo, lo entendió perfectamente. No es casualidad que sus templos estén llenos de representaciones visuales. Para conectar de esta manera, busca una imagen del ser o ente con el que deseas conectar. Puede ser una pintura, una estatua, o incluso una imagen en tu teléfono o computadora. Lo importante es que sientas una afinidad especial con ella. Una vez que tengas la imagen, fija tu mirada en los ojos de esa representación. No mires la imagen en general, concéntrate específicamente en los ojos. Imagina que esos ojos te miran de vuelta. Permanece así por unos minutos, dejando que tu mente se relaje y tu atención se centre únicamente en esa mirada. Notarás cómo, poco a poco, se crea una especie de puente, una sensación de cercanía y una conexión profunda con aquello que representa. Es como si a través de la imagen, pudieras acceder directamente a la esencia de ese ente. Se creará un puente especial entre el ente y Tú.

DOS. Siente su presencia

Esta forma de conexión es un poco más abstracta, pero igual de poderosa. Se trata de concentrarte en la presencia de ese ente. Imagina que no es algo físico, sino una energía, una vibración, o simplemente una sensación que te rodea. Para practicar esto, busca un lugar tranquilo donde no seas interrumpido. Cierra los ojos si te ayuda a concentrarte. Ahora, imagina que esa presencia está contigo en la habitación, a tu alrededor, incluso dentro de ti. Es como si pudieras sentir su aura, su energía. Piensa en ello como si te estuvieras dejando bañar por esa presencia; como si fuera una luz cálida, una corriente suave o una sensación de paz que fluye a través de cada parte de tu ser. No trates de «pensar» en la presencia, sino de «sentirla». Permite que te envuelva, que te impregne. Al principio puede que te cueste un poco, pero con la práctica, lograrás percibirla de forma más clara y sentirás cómo te llena de una energía renovada y una conexión innegable.

TRES. Aliméntate de historias reales

En la era digital en la que vivimos, las redes sociales están llenas de todo tipo de historias. Hay ficción, hay entretenimiento, y también hay testimonios. Para fortalecer tu conexión, es crucial que escuches o leas testimonios reales sobre experiencias con el ente o la energía en la que crees. ¿Por qué es importante esto? Porque escuchar a otros compartir sus vivencias auténticas sobre cómo esa conexión transformó sus vidas, les dio fuerza o les mostró un camino, alimenta tu propia fe. Cuando oyes algo que resuena contigo y que sabes que es genuino, te ayuda a creer más profundamente. Es como ver pruebas de que aquello en lo que quieres conectar es real y accesible. Pero aquí viene la parte crucial: ten mucho cuidado al elegir tus fuentes. Lamentablemente, en el mundo de las redes y el internet, también hay muchas historias ficticias o exageradas que se presentan como reales. Desarrolla tu discernimiento. Fíate de tu intuición. Busca fuentes confiables, personas que inspiren respeto y cuyas historias te transmitan autenticidad. Alimentarte de estos testimonios reales es como abonar la tierra de tu espíritu. Fortalece tu fe, y una fe fuerte, a su vez, fortalece tu poder personal y tu conexión con el ente o la energía superior.

¿Cómo utilizarlas? ¡A tu manera!

La belleza de estas tres formas de conexión es que puedes utilizarlas de la manera que mejor te funcione. Puedes emplearlas de forma secuencial: quizás empieces fijando tu mirada en una imagen, y una vez que sientas esa conexión inicial, pases a sentir su presencia, y luego te nutras de testimonios para profundizar aún más. O puedes usar cada una en particular según lo que resuene contigo en ese momento. Tal vez hoy te sientas más inclinado a meditar con una imagen, y mañana prefieras concentrarte en la sensación de su presencia. Lo importante es que experimentes y descubras qué método (o combinación de métodos) te permite alcanzar esa conexión más profunda y significativa para ti.

Recuerda, la conexión con un ente no es algo que se logre de la noche a la mañana sin esfuerzo. Requiere intención, concentración y una apertura de corazón. Pero con estas herramientas, estás bien encaminado para experimentar una conexión profunda y transformadora.