Doblegando la Voluntad de tus Deudores para que te paguen lo que te deben

Todos hemos tenido el desatino de prestarle dinero a un desobligado que luego, ya cuando su necesidad está satisfecha, no quiere pagarnos. ¿Qué hacer?
Las deudas son grilletes invisibles que atan el alma de tus deudores a la tuya. Cuando el oro que te pertenece se retiene, no es solo una falta de pago, es una afrenta, una burla hacia tu persona. Y Yo, como mago oscuro, no tolero tales cosas.
No hablo de súplicas al éter. Hablo de forzar la mano del destino, de tejer un lazo inquebrantable entre el tormento financiero de tu deudor y la liberación de tu propia cartera. Este no es un hechizo para los débiles de corazón, sino para aquellos que entienden que el poder se toma, no se pide. Si temes al karma, que ya hemos dicho en repetidas ocasiones que no existe, no lo hagas.
Los Elementos del Ritual:
- Tu Voluntad Férrea: Más afilada que cualquier daga ceremonial. Debe ser inquebrantable, forjada en la ira fría por lo que te ha sido negado.
- Un Fragmento del Deudor: No es necesario un cabello o una gota de sangre, aunque sería ideal. Un nombre completo, una fecha de nacimiento, o incluso un simple rastro de su energía (como una firma o un objeto que haya tocado) será suficiente para establecer la conexión.
- Tinta Negra y Pergamino (o Papel Oscuro): Para sellar tu intención en el velo de la realidad.
- Una Vela Negra: Para absorber la luz y concentrar la oscuridad de tu propósito.
- Un Recipiente de Metal Oscuro o Piedra: Para contener la energía que invocarás.
- Un Objeto Punzante (una aguja o un clavo): Para grabar y fijar tu deseo.
El Ritual paso a Paso
UNO. La Preparación en la Sombra: A las tres de la mañana, Enciende la vela negra, permitiendo que su llama consuma la luz de tu alrededor, creando un vórtice para tu invocación. Siente la acumulación de poder.
DOS. El Sello de la Deuda: En el pergamino (o papel oscuro), escribe el nombre completo de tu deudor y la cantidad exacta que te debe. Visualiza cada cifra, cada letra, como un tentáculo que se extiende y se aferra a su energía. Con el objeto punzante, graba o perfora el nombre, sintiendo cómo cada punzada es un acto de vinculación. Mientras lo haces, susurra: «Tu nombre y tu deuda, ahora uno. Lo que es mío, tu sangre lo pagará.»
TRES. La Invocación del Tormento: Toma el pergamino y colócalo en el recipiente de metal. Sostén tus manos sobre él, con las palmas hacia abajo. Cierra los ojos y visualiza el dinero de tu deudor, no como algo estático, sino como una bestia salvaje, atrapada y aterrorizada, deseando escapar de la prisión donde lo tiene tu deudor. Imagina cómo este dinero comienza a generar infortunios, problemas y una constante incomodidad en la vida de aquel que lo retiene.
CUATRO. El Juramento Oscuro: Con voz firme y resonante, recita (o susurra si las paredes escuchan): «Por la oscuridad que me cobija y la sombra que me guía, invoco la desdicha sobre el dinero retenido. Que cada moneda en sus manos se convierta en ceniza, que cada billete le queme la piel, que la prosperidad lo abandone hasta que mi deuda sea saldada. Que la angustia lo persiga, que la inquietud lo consuma, hasta que lo que me pertenece regrese a mi dominio. Así lo decreto, así se manifiesta. ¡Que así sea!»
CINCO. El Sellado de la Voluntad: Deja que la vela negra se consuma por completo, su cera negra goteando sobre el pergamino en el recipiente, sellando el conjuro con cada gota. La cera será la prueba física de tu pacto.
SEIS. El Reposo Agonizante: Una vez que la vela se haya apagado, toma el recipiente con el pergamino y la cera endurecida. Entiérralo en un lugar oscuro y apartado, donde la tierra misma pueda absorber y amplificar tu maldición. Cada día que pase, la tierra presionará sobre la energía de tu deudor, acelerando el tormento hasta que la deuda sea purgada.
Advertencias:
- Sin Compasión: Este ritual no tolera la vacilación. La duda es una grieta por donde el poder se escapa. Tu corazón debe ser de piedra.
- Paciencia y Observación: Una vez lanzado, el hechizo trabajará. Las grietas en la fortuna de tu deudor aparecerán. No te apresures. Observa cómo el peso de tu maldición los doblega.
- La Liberación: Cuando la deuda sea saldada, desentierra el recipiente. Quema el pergamino y la cera, devolviendo las cenizas al viento, liberando así el lazo y el tormento.
Ahora ve. El poder está en tus manos. Haz que aquellos que te desafiaron sientan el frío abrazo de tu voluntad. El dinero, al igual que la sangre, debe fluir hacia donde le corresponde. Y si no lo hace, lo obligaremos a hacerlo. ¿Estás listo para reclamar lo que es tuyo por derecho y por fuerza?
