Deshazte de los malos espítitus con este ritual ancestral

¿Te espantan en tu casa? ¿Sientes un ambiente pesado, tienes discusiones sin sentido o simplemente una sensación de que las cosas no fluyen? ¡Tranquilo, no estás solo! Desde tiempos inmemoriales, la gente ha buscado maneras de limpiar sus hogares de esas energías que no nos hacen bien.
Por eso, hoy te traigo un secreto de la abuela, un ritual ancestral que ha pasado de boca en boca para purificar tu hogar y espantar cualquier «mala vibra» o «mal espíritu» que ande haciendo de las suyas. No necesitas ser un gurú espiritual ni gastar una fortuna; solo un poquito de fe y algunos elementos que seguramente tienes a la mano.
¿Qué necesitas para esta «limpia-casas» mágico?
- Sal gruesa o sal marina: Es un purificador natural por excelencia. Piensa en ella como un imán para lo negativo.
- Un puñado de arroz: Representa la prosperidad y la abundancia, para que lo bueno se quede.
- Una vela blanca: Simboliza la luz, la pureza y la protección.
- Un recipiente resistente al calor: Puede ser un plato de cerámica o un cuenco de metal.
- Incienso (opcional): Palo Santo, ruda o sándalo son excelentes para limpiar el ambiente.
- Un balde con agua y trapeador: Para la limpieza final.
El ritual paso a paso
Este ritual se recomienda hacerlo un día viernes, o simplemente cuando quieras renovar la energía. ¡Aquí vamos!
UNO. Limpieza a fondo (física y mental): Antes de empezar con lo esotérico, dale una buena limpieza a tu casa. Barre, aspira, sacude. A la par, despeja tu mente de preocupaciones. Piensa que estás preparando el lienzo para una obra maestra de energía positiva.
DOS. La mezcla protectora: En tu recipiente resistente al calor, mezcla la sal gruesa con el puñado de arroz. Si vas a usar incienso, enciéndelo ahora y déjalo que aromatice el ambiente mientras preparas todo.
TRES. El poder de la vela: En el centro de tu mezcla de sal y arroz, coloca la vela blanca. Enciéndela con una cerilla (si es posible, no uses encendedor) y concéntrate. Mientras la enciendes, puedes decir en voz alta o mentalmente: «Que esta luz disipe toda oscuridad y que la energía de mi hogar se llene de paz y armonía.»
CUATRO. Recorre tu hogar: Con el recipiente en tus manos (con cuidado de no quemarte), comienza a caminar por todas las habitaciones de tu casa, empezando por la puerta principal y moviéndote en el sentido de las manecillas del reloj. Pasa por cada rincón, incluso clósets y baños. Mientras caminas, visualiza cómo la luz de la vela y la energía de la sal y el arroz absorben y neutralizan cualquier cosa negativa. Puedes ir repitiendo: «Fuera lo malo, que entre lo bueno. Esta casa está protegida.»
CINCO. El punto de purificación: Deja el recipiente con la vela encendida en un lugar seguro donde nadie lo vaya a mover, preferiblemente cerca de la puerta principal o en un lugar central de la casa, hasta que la vela se consuma por completo. Es importante que no la apagues, deja que haga su trabajo.
SEIS. Deshazte de lo negativo: Una vez que la vela se haya apagado sola, toma la mezcla de sal y arroz del recipiente. Lo más importante aquí es deshacerte de ella fuera de tu casa. Puedes tirarla al inodoro y jalar la cadena, o, mejor aún, enterrarla en la tierra lejos de tu propiedad. ¡No la dejes dentro de tu casa! Piensa que te estás deshaciendo de todo lo que atrapó la sal.
SIETE. Limpieza final: Para rematar, prepara tu balde con agua y un chorrito de vinagre blanco o unas gotas de aceite esencial de ruda o lavanda. Trapea toda tu casa, especialmente los pisos, visualizando cómo esta agua limpia y sella la energía positiva.
Después del ritual…
Sentirás un cambio. La casa se sentirá más ligera, más tranquila, y verás cómo el ambiente mejora. Es un ritual que nos reconecta con la sabiduría ancestral y nos da el poder de tomar las riendas de la energía de nuestro hogar.
Así que ya lo sabes, no hay que ser un experto para limpiar el ambiente. ¡Anímate a probarlo y cuéntame cómo te fue en los comentarios!
