Cuando el Ego Esotérico Nos Juega en Contra

camino esoterico

Llevas años en este camino espiritual, acumulando conocimientos, asistiendo a ceremonias, coleccionando cristales y repitiendo mantras. Te haces llamar trabajador de la luz, brujo, chamán o sanador. Pero cuando algo extraño sucede —un sueño perturbador, una sensación de pesadez, la imagen de alguien riéndose de ti en la madrugada— corres a la conclusión más dramática: «Me están haciendo brujería», «hay energías negativas a mi alrededor», «alguien me envidia y me está atacando». Y aquí viene mi advertencia, la que muchos no quieren escuchar: no todo lo que te pasa tiene un significado esotérico.

Existe una tendencia peligrosa en el mundo espiritual actual: la sobre-interpretación. Conviertes cada coincidencia en sincronía, cada malestar en ataque psíquico, cada sueño extraño en premonición o hechizo. Vives en un estado de alerta mágica constante que, paradójicamente, te desconecta de la verdadera percepción sutil.

Soñaste que alguien se burlaba de ti. ¿Realmente fue un mensaje del plano astral o simplemente tu mente procesando inseguridades cotidianas? Sentiste una opresión en el pecho al despertar. ¿Fue un ataque energético o ansiedad sin resolver? La respuesta no está en el primer impulso interpretativo. Está en algo que muy pocos están dispuestos a hacer: consultar verdaderamente con las energías sutiles con las que supuestamente trabajan.

Y aquí llegamos al corazón del asunto, a la verdad incómoda que he observado una y otra vez en mis años de enseñanza: la mayoría de mis discípulos no quieren invertir tiempo en convivir realmente con los entes, guías o energías con las que dicen trabajar.

Es más fácil comprar un mazo de tarot que desarrollar clarividencia. Es más rápido buscar en Google el significado de soñar con serpientes que entrar en meditación profunda y preguntarle directamente a tus aliados espirituales qué está sucediendo. Es más cómodo culpar a la brujería ajena que enfrentar que tu mente está cansada, estresada o deprimida.

Dices que trabajas con demonios, pero no les dedicas ni diez minutos diarios de conexión consciente. Afirmas tener animales de poder, pero no recuerdas la última vez que entraste en trance para consultarles. Hablas de tus guías espirituales como si fueran viejos amigos, pero en realidad son extraños educados a los que saludas de vez en cuando.

Antes de correr a limpiarte con ruda, a romper huevos o a acusar energéticamente a medio mundo, pregúntate:

¿Cuántas horas dormí esta semana?

¿Qué tan estresado he estado?

¿Hay conflictos emocionales sin resolver en mi vida?

¿Estoy proyectando mis miedos en forma de «ataques externos»?

La mente humana es extraordinariamente creativa, especialmente cuando está fatigada o en desequilibrio. Puede fabricar pesadillas vívidas, generar sensaciones corporales extrañas, crear paranoia disfrazada de intuición. Y si ya tienes una inclinación esotérica, tu cerebro encontrará patrones místicos hasta en el más mundano de los malestares. No es que la brujería no exista. No es que los ataques energéticos sean imposibles. Es que son muchísimo menos frecuentes de lo que el ego espiritual quisiera creer.

Si realmente quieres distinguir entre un mensaje genuino del plano sutil y una jugarreta de tu psique, necesitas establecer una relación real, cotidiana y profunda con tus aliados espirituales. Esto implica:

Inversión de tiempo: Meditación diaria, no solo cuando hay crisis.

Comunicación constante, no solo cuando necesitas algo.

Desarrollo de discernimiento: Aprender a distinguir entre tu voz mental, tus deseos proyectados y la voz genuina de tus guías. Esto toma años, no días.

Humildad: Aceptar que a veces la respuesta es «estás cansado» o «esto es psicológico», no siempre hay una conspiración cósmica en tu contra.

Responsabilidad: Dejar de culpar a fuerzas externas por todo lo que te incomoda y empezar a trabajar en tu salud mental, emocional y física.

Cuando algo extraño suceda, antes de declararlo fenómeno esotérico:

UNO. Pausa y respira: No alimentes la historia mental de inmediato.

DOS. Revisa lo mundano: ¿Dormiste bien? ¿Comiste adecuadamente? ¿Hay estrés acumulado?

TRES. Consulta con tus aliados: Entra en meditación profunda, pide señales claras, escucha sin proyectar tus miedos.

CUATRO. Espera confirmación: Una verdadera intervención espiritual rara vez se manifiesta en una sola ocasión aislada.

CINCO. Actúa con sensatez: Si después de todo esto persiste la sensación, entonces sí, toma medidas de limpieza o protección energética.

El camino espiritual no es una escapatoria de la realidad psicológica, es su complemento. No podemos estar tan arriba en los planos sutiles que olvidemos que tenemos un cuerpo, una mente y emociones que también requieren atención.

La verdadera maestría no está en ver señales esotéricas en todo, sino en saber discernir cuándo algo pertenece al reino del espíritu y cuándo pertenece al reino de la mente humana. Y para eso, necesitas algo que muchos no tienen: una relación auténtica, cultivada y constante con las energías con las que dices trabajar.

Porque si no puedes distinguir entre un sueño estresante y un ataque psíquico, si no sabes cuándo tu ansiedad habla y cuándo hablan tus guías, entonces no estás trabajando espiritualmente. Estás jugando a serlo. Y el universo no juega.

2 2 e1735950988283

Más Revelaciones de
El Príncipe

Deja un comentario

comparte
Share

¿Quieres descubrir los secretos de la Santa Muerte?

El LIBRO que estabas esperando: descubre cómo conectarte con su energía de forma respetuosa y poderosa. Aprende quién es, cómo comunicarte, construir un altar y realizar pactos de manera segura. ¡Adquiere este conocimiento único hoy!

La Voz de Satán
Política de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Más información sobre la política de privacidad: Política de Privacidad