El Chamán y El Príncipe

chaman y el príncipe

Ciudad de México, Dos Mil Once. El rumor constante de las conversaciones, el suave murmullo de las máquinas de café y el lejano anuncio de un vuelo me envolvían en una sinfonía de sonidos que contrastaba con la calma que buscaba. Sentado frente a un ventanal, más por costumbre que por interés, intentaba aislarme del bullicio. A mi lado, Don Emilio, un chamán de mirada penetrante y sabiduría ancestral, sorbía un té de hierbas, su respiración profunda y pausada contrastando con la agitación general. Habíamos coincidido en un congreso de medicina natural y, entre charla y charla, me había atrevido a preguntarle si yo podría seguir sus pasos.

Desde niño había sentido una fascinación por las tradiciones ancestrales de mi país. La brujería mexicana, con sus rituales, sus hierbas y sus espíritus, siempre me había parecido algo misterioso y cautivador. Las medicinas ancestrales, con su capacidad para curar el cuerpo y el alma, me habían despertado una profunda curiosidad. Por eso, cuando tuve la oportunidad de conocer a Don Emilio, no pude resistirme a preguntarle si yo también podía adentrarme en ese mundo.

«Don Emilio, ¿cree que yo pueda ser chamán como usted?» La pregunta salió de mi boca antes de que mi cerebro pudiera censurarla. Él se tiró semejante carcajada, una risotada que parecía leer mi alma y por la que pensé que nos sacarían de la sala. «Tú, ¿chamán? ¡Ja, ja, ja! No te hagas pendejo, Príncipe. Tú, que te haces llamar ‘El Príncipe Lucifer’, que amas el poder, el lujo, la comodidad y todo lo bueno y placentero de este mundo, ¿chamán? Eso suena más a un rey del infierno que a un servidor de la naturaleza».

En ese momento, Don Emilio hizo tintinear con sus dedos el vaso de William Lawson’s que sostenía en mi mano y, acto seguido, como un acto de sarcasmo, tomó uno de los bocadillos que Yo había pedido y añadió: «Parece que la humildad se sirve con salsa de trufas por aquí.» Don Emilio tenía razón. Mi vida era todo lo contrario a la de un chamán. Yo buscaba el poder, el lujo, la comodidad. Mientras él había pasado noches enteras en el monte, soportando frío, hambre y la compañía de animales salvajes, yo me había criado entre algodones.

«El monte, Príncipe, es un maestro severo. Te enseña a respetar la naturaleza, a temerla y, al mismo tiempo, a amarla. Recuerdo una vez que me quedé atrapado en una cueva durante una tormenta. Las ratas, hambrientas y desesperadas, roían mis botas, buscando cualquier resto de comida. En ese momento, sentí un miedo que nunca antes había experimentado. Pero también sentí una profunda conexión con la vida, con el ciclo eterno de la naturaleza».

Sus palabras resonaron en mi interior. Yo, que jamás había enfrentado un desafío real, ¿Cómo podría comprender la sabiduría que se esconde en la adversidad? «En la brujería hay dos caminos, Príncipe: el del placer y el del dolor. El camino del placer puede darte poder, pero el camino del dolor te dará sabiduría. Tú buscas el poder, no la sabiduría».

Don Emilio no me juzgó, no me menospreció. Simplemente me mostró una realidad que yo recordaba muy bien. «Hay muchas ramas en la brujería, re cabrón. El chamanismo es solo una de ellas. Tú puedes seguir tu propio camino, el camino que tu corazón te dicte».

En ese momento comprendí que esto de ser un chamán, nomás no iba conmigo. Pero también comprendí que la sabiduría ancestral tiene mucho que ofrecer, incluso a aquellos que buscan otros caminos. Agradecí a Don Emilio sus palabras y me despedí de él con un nuevo respeto.

Al abordar el avión y acomodarme en mi asiento de primera clase, no pude evitar sonreír. Mientras ordenaba otro whisky, sentí cómo el avión se alejaba del aeropuerto y se disponía al despegue. No, yo no era un chamán. Yo era un mago, un mago oscuro, como mi maestra Isis siempre había pronosticado. Recordé sus palabras con claridad: «Tu camino es distinto al mío y nunca seguirás mi línea porque serás un mago oscuro. Cúmplase tu destino». Y así sería. El poder, el lujo, los placeres… eso era lo mío. Y aunque la sabiduría del chamán me había intrigado, al final, mi locura me había llevado por otro camino, un camino más oscuro, pero no por ello menos fascinante.

2 2 e1735950988283

comparte

Facebook
Twitter
WhatsApp

Más Revelaciones de
El Príncipe

1 comentario en «El Chamán y El Príncipe»

Deja un comentario

comparte
Share

¿Quieres descubrir los secretos de la Santa Muerte?

El LIBRO que estabas esperando: descubre cómo conectarte con su energía de forma respetuosa y poderosa. Aprende quién es, cómo comunicarte, construir un altar y realizar pactos de manera segura. ¡Adquiere este conocimiento único hoy!

La Voz de Satán
Política de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.

Más información sobre la política de privacidad: Política de Privacidad