El Pájaro Muertero: La Aterradora Leyenda del Canto de la Muerte
Puerto Vallarta, antes de convertirse en el destino turístico internacional que es hoy, fue un tranquilo pueblo de pescadores al que muchos llegaron desde el campo en busca de trabajo y una nueva vida junto al mar. Entre ellos estuvieron mis abuelos, tanto maternos como paternos, quienes dejaron atrás la vida rural de su juventud para establecerse en este rincón del Pacífico. Con ellos trajeron no solo sus costumbres y su esfuerzo, sino también las leyendas que habían escuchado desde niños, relatos que compartieron con sus nietos y con cualquiera que estuviera dispuesto a escuchar.
Las leyendas que nos contaban, no necesariamente habían nacido en sus pueblos, sino que muchas veces se habían extendido por todo el estado y ya ni siquiera se sabía quiénes eran los protagonistas, pero, como ellos mismos decían: «De que pasó, pasó.»
Pues bien, en el corazón del Paisaje Agavero, entre los campos de azul intenso que rodean Amatitán, Jalisco, vive una de esas leyendas que ha pasado de generación en generación, y que a ellos les gustaba contar mientras el aroma del café nocturno envolvía el ambiente. Se trata del pájaro muertero, un ave misteriosa cuyo canto, dicen, anuncia la muerte.
«Ah, mijito, si supieras… El pájaro muertero no es cualquier avecilla. No, señor. Es un mensajero del más allá, una señal que nomás los que ya vivimos mucho conocemos. Su canto no es pa alegrar el alma, sino pa anunciar que alguien ya tiene el pie en la tumba. Cuando ese animalito se posa en una rama cerca de la casa pa cantar, más vale que uno se encomiende a Dios, porque la muerte anda rondando. Si hay un enfermo en la casa, hay que rezar doble, porque casi siempre se lo lleva. No hay que mirarlo, porque si te llega a ver, a lo mejor eres tú el siguiente en su lista. Así que si alguna vez lo escuchas cantar, hazte una limpia con ruda y pon una veladora a San Miguel, no vaya a ser la de malas…»
Y mientras lo escuchábamos, nosotros, siendo niños moríamos de miedo. Nos recetaban sus relatos en la cena para que nos durmiéramos temprano sin rechistar, y funcionaba.
Aunque Amatitán está aproximadamente a doscientos ochenta y ocho kilómetros de Puerto Vallarta, y aquí nunca nadie ha afirmado haberlo oído, esta creencia ha hecho que muchas personas en la región (sobre todo en la zona rural) le teman a cualquier sonido extraño que rompa el silencio de la noche. Algunos aseguran haberlo visto como una sombra que se posa en los árboles, mientras que otros afirman que nunca se le ha visto de cerca, solo se le escucha cuando el destino ya está sellado.
Una Leyenda que Persiste
No obstante que se afirma entre los «entendidos» que el pájaro muertero es solo una superstición traída del campo, la leyenda sigue viva. Tal vez sea el miedo a lo desconocido o la necesidad de explicar lo inexplicable, pero lo cierto es que muchas familias aún recuerdan con respeto y temor las historias que los abuelos contaban sobre este siniestro mensajero.
En Latinoamérica, existen leyendas similares sobre aves cuyo canto presagia la muerte. En algunos países, se le conoce como «el pájaro de la muerte», «chotacabras», «tukutú» o «urutaú», y en cada región se le atribuyen distintos nombres y características, pero con un mismo significado: su canto es un mal augurio.
Así que, la próxima vez que escuches un sonido extraño en la oscuridad, tal vez sea solo un ave nocturna… o tal vez, el pájaro muertero ha venido por ti.
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