Del sueño infantil al sendero satánico: La importancia de la preparación.
Cuando era universitario, mi hermana menor, que en aquel entonces tenía ocho años, me decía en su inocencia de niña: “No sé por qué fuiste a tantas escuelas: primero a la primaria, luego a la secundaria, después a la preparatoria y ahora a la universidad para ser abogado. Cuando Yo termine la primaria, me voy a ir derecho a la universidad”.
Sí, suena gracioso, pero a un niño se le perdona por su ingenuidad e inocencia. Sin embargo, hay personas ya adultas que quieren hacer lo mismo dentro de la magia: En vez de buscar preparación, quieren ir directo a lo grande pidiéndome que les explique cómo hablar cara a cara con Satanás, como si de hacer un taco se tratara. Momento mi niño, que no es así de sencillo.
Para invocar a Satán, primero hay que conocerlo y ese es el papel de la filosofía satánica, contenida en el Libro de Lucifer; que es el segundo de los cuatro de la Biblia Satánica. Una persona que desconoce por completo la filosofía satánica, no podrá nunca conocer al diablo porque es desde el fundamento filosófico que se aprende a conocerlo. Es como aquel individuo que un día llegó a la universidad pidiendo título de abogado, arguyendo que comprendía las leyes y tenía el carácter requerido para triunfar en los tribunales. Es obvio que la universidad no quiso titularlo porque, para eso, era necesario que el joven acreditara tener los conocimientos requeridos para recibir el título, lo que solo se logra (y hasta donde sé sigue siendo así), inscribiéndose a la facultad de Derecho.
En el satanismo no hay quién te titule o te respalde; pero sin acreditarle a Satán que conoces el pensamiento satánico, nunca vas a progresar y si sigues leyendo sabrás por qué. ¿Da pereza? Sí, estudiar y prepararse puede dar pereza, y todavía más, si estamos ansiosos por llegar a donde queremos. Pero no hay otro camino que ese, porque la filosofía satánica es el fundamento y sin él, nomás no hay satanismo.
Una vez que el aspirante ha vencido el escollo del estudio y la preparación, ha de enfrentarse a otro más. Uno que, en cuanto se menciona, hace que las personas pierdan el ánimo y el interés: La Magia Menor. ¿Y qué es eso?
Muchos discípulos me lo dicen: “¡Maestro, pero Yo vine a que me enseñara los grandes misterios de la Magia, no la Magia Menor! Eso no sirve de nada”. Pero eso lo dicen porque no saben qué es, ni lo útil que resulta en la consecución de nuestros deseos. La Magia Menor, es poner todos tus dones, talentos y habilidades en juego para alcanzar lo que deseas.
Supongamos ahora que quiero tener relaciones sexuales con alguna de mis amigas. Pues bien, a diferencia de lo que se cree, no iré directo al ritual de sexo para que Ella me desee; sino que pondré en juego mis dotes de seductor para que Ella se sienta atraída a mí. Eso es la Magia Menor.
Ahora bien, si ya utilicé la seducción, si ya incluso hasta intenté la manipulación social, si a pesar de mis esfuerzos no puedo, es entonces, y solo entonces, cuando haya hecho todo lo humanamente posible para que mi amiga quiera acostarse conmigo, que acudiré a la Magia Mayor. Es decir, a los rituales e invocaciones.
“Pero ese es un camino muy largo. ¿O no?”
Eso depende exclusivamente de ti y no de quien te enseña el satanismo, porque el camino del satanismo se recorre hasta que te mueres. ¡Nunca acabarás de aprender! Pero si te refieres a conseguir resultados con la Magia no estás tan lejos como imaginas. Si comprendes la parte más difícil y tal vez tediosa para ti, que es la filosofía, entonces considero que ya estás del otro lado, porque estás listo para ejercer la Magia Menor y, como consecuencia, también la Mayor.
Ahora que ya lo sabes… ¡Manos a la obra!
comparte
