¿Fantasmas en la Noche? Lo que la Tía Carmela me Reveló sobre el Más Allá (y las Sesiones de mi Papá)

Por: La Bruja Celestina
Ay, ¡qué pena! Me vine al campo con mi abuelita, que quería visitar a sus parientes, y soy la única despierta en la oscuridad de la noche, lo que no es para nada divertido.
Todos estos ruiditos de bichos y animalitos que nos rodean deberían ser súper tranquilizadores. Ya sabes, el zumbido de las chicharras, el «uuu-uuu» de algún búho por ahí, el airecito moviendo las hojas de los árboles. Pero la verdad es que esta noche, cada sonido se siente como un escalofrío que me recorre la espalda. ¡Qué miedo!
No puedo sacarme de la cabeza lo que los parientes de mi abuela contaron en la cena sobre la tía abuela Carmela. Es que la cena estuvo tan rica, ¡mira que esos frijoles chinitos que prepara la tía Ángela son lo mejor del mundo! Con sus tortillas recién hechas que te queman los dedos, el café negro bien calientito con el fresco de la sierra de Jalisco y la carnita con chile… Estábamos todos sentados alrededor de la mesa, con las velas encendidas porque se fue la luz, ¡qué ambiente tan padre! Y justo cuando yo estaba por tomar otra tortilla, el tío Pepe soltó: «anoche volví a oír a la Carmela». Es una historia que nunca había escuchado y, ¡ay, Dios mío!, es bastante, bastante aterradora.
Resulta que la tía Carmela era una pariente lejana, lejana, que se murió hace muchísimos años. Y bueno, la leyenda dice que su espíritu todavía anda por estos montes y camina por los caminitos de tierra en las noches. ¡A veces, hasta la escuchan llorar! Es que, ¡por favor!, ¿Quién querría eso? Mi prima hasta se puso pálida cuando lo dijo, y yo, bueno, yo trataba de disimular que no me estaba dando un ataque de nervios por dentro, pero la verdad era que sí, tenía miedo. ¡Dijo que a penas anoche la había escuchado!
Yo no soy de esas que creen en fantasmas, de verdad que no. Bueno, al menos eso pensaba antes. Pero ahora, con todo esto de la tía Carmela resonando en mi cabeza y estando aquí, donde la oscuridad parece tener ojos, siento una curiosidad que me carcome por dentro. Siempre me han intrigado los misterios, las historias que no tienen explicación lógica. Ver películas de terror con mis amigas era divertido, leer libros sobre leyendas me emocionaba, pero esto… esto es diferente. Es como si de repente esas historias cobraran vida, como si la línea entre lo que creemos y lo que no se volviera borrosa.
Y luego está el hecho de que mi papá es brujo, como ustedes saben, y lo peor de todo es que lo he visto trabajar. Siempre lo he visto hacer esas cosas… las sesiones espiritistas. Al principio no entendía muy bien, solo veía a gente reunida, hablando en voz baja, a veces con velas y cosas raras sobre la mesa y sentía que me orinaba de miedo. Pero ahora, estando aquí, escuchando estas historias, siento que algo hace clic en mi cabeza. Es como si entendiera un poco más de dónde viene todo eso, esa conexión especial que él parece tener. Supongo que ser hija de brujos tiene sus implicaciones, ¿no? Tal vez por eso esta curiosidad es tan fuerte, como si fuera algo que llevo en la sangre.
He visto a mi papá dirigir sesiones espiritistas, cómo la gente busca respuestas, cómo intentan contactar a seres queridos que ya no están. Y ahora, con todo esto de la tía Carmela, una parte de mí siente unas ganas inmensas de intentar algo así. Siento la necesidad de saber más, de entender si realmente hay algo más allá, si los espíritus como el de la tía Carmela vagan por estos lugares.
Pero, ¡ay!, también me da muchísimo miedo. Como dice mi padre: «No es lo mismo invocar al diablo que verlo llegar». Ver a mi papá hacerlo parece una cosa, pero ¡yo no me siento preparada para nada! ¿Y si de verdad contacto con algo? ¿Y si es algo feo? ¡Qué horror! Ya siento ganas de salir al baño, pero no iré, a menos que alguien mayor me acompañe.
Sin embargo, si tú que estás leyendo sientes la misma curiosidad que yo, o si tienes alguna pregunta sobre esas cosas que no tienen respuesta, deberías hablar con mi papá, el Príncipe Lucifer. Él sí sabe cómo hacerlo y puede ayudarte a entender un poco más de este mundo misterioso. Pueden contactarlo para agendar una sesión. ¡Quién sabe qué secretos se esconden en la oscuridad de la noche! Yo me voy a dormir; no quiero averiguarlo por el momento.
