La doble moral de Dios y el poder del Diablo

¿Cuántas veces, cuando ibas a la iglesia, te salieron con el cuento de que los satanistas sacrificamos niños en honor al diablo?

En mi caso fueron tantas, que Yo perdí la cuenta en mi adolescencia. Lo peor de todo es que no me lo decían los de la sotana, sino sus borregos. Chicas realmente atractivas para mí, y a las que Yo les seguía el juego con tal de acostarme con ellas. Pero dejando a un lado esas historias de hipócritas predicadoras de la moral que se olvidaban de ella cuando estaban en la cama, hoy quiero hablarte de una de las once reglas satánicas de la tierra. La novena, para ser específicos, y que dice: “No dañes a los niños pequeños.”

Y es que el poder no se demuestra lastimando y humillando a los débiles y vulnerables, como sí lo ha hecho la iglesia en todas sus ramificaciones. Nunca en la historia del satanismo moderno se ha expuesto públicamente un escándalo de abuso a menores; pero, en cambio, sí conocemos muchos dentro de la iglesia y para muestra, un botón:

Marcial Maciel Degollado fue el fundador de la orden religiosa católica de los Legionarios de Cristo y del movimiento laico Regnum Christi. En su momento, fue visto por muchos como un líder carismático y exitoso, que logró expandir la influencia de su congregación por todo el mundo. Sin embargo, con el paso del tiempo, salieron a la luz graves acusaciones en su contra.

Después de su muerte en dos mil ocho (ojo, no antes), la Iglesia Católica (presionada por investigaciones de la prensa) confirmó que Maciel había cometido abusos sexuales contra seminaristas, algunos de ellos menores de edad, y también contra sus propios hijos. Además, se descubrió que llevaba una doble vida, con múltiples relaciones, y que había abusado de su poder para encubrir sus crímenes. Como resultado, y para taparle el ojo al macho porque ya no les quedó de otra, la “Santa” Sede intervino la orden de los Legionarios de Cristo y se llevó a cabo una investigación “profunda”. La Iglesia Católica reconoció sus crímenes, le impuso sanciones canónicas y emitió un comunicado en dos mil diez reconociendo la «inmoralidad» de su comportamiento. Imagino el dolor que sintió Maciel al recibir semejante castigo, sobre todo, ya estando muerto. ¡Qué santidad la del hombre! Toda una joya que encontrarán quienes vayan a ese cielo tan anhelado por muchos.

Pero aquí el punto es que, mientras eso pasa en la “casa de Dios”, entre los “malditos” y “condenados” satanistas no ocurre. ¿Sabes por qué? Muy simple: Nosotros no adoramos al diablo, y por tanto, tampoco le ofrecemos sacrificios. Nuestra filosofía se basa en la libertad, el poder y la responsabilidad individual. Y nuestro poder, si hay que utilizarlo, no se demuestra con los vulnerables, sino con los que se meten con nosotros ya siendo adultos.

Ahora bien, realmente no necesitas abrir el periódico para enterarte. Seguramente en tu pueblo también escuchaste de algún sacerdote o pastor que tenía una doble vida y abusaba de los niños de su congregación. Y por supuesto, también has sabido de historias de inmoralidad de las que nos acusan: Alguna querida de entre la feligresía del sacerdote, la chica del coro en el grupo de alabanza cristiana que se anda dando el pastor, la señora que le cocina y le lava al cura (además de servirlo en otros menesteres), o la joven que, llena de devoción, se le entrega al pastor en la religión de La Luz del Mundo… Realmente no hay necesidad de ir tan lejos para conocer la verdadera cara de los lobos de Dios. Pero al satanismo real  no se le conocen historias de abusos sexuales a niños o jovencitas, porque no las hay.

Así que, cuando vuelvan a contarte que nosotros sacrificamos niños, que violamos jóvenes vírgenes para complacer al diablo, recuerda la novena regla satánica de la tierra: “No dañes a los niños pequeños.” Y el principio que dice: “Responsabilidad para el responsable.”.