Mi secretito para tener dinero siempre!

Hoy te hablaré en primera persona, aunque los puristas de la escritura me digan que no es correcto. Que se mueran. Yo quiero contarte, y de ahí la importancia de escribirte como hoy lo hago, el secreto que tengo para tener dinero siempre.
Desde que tengo conciencia de lo que realmente es el dinero, me ha parecido curioso cómo la gente habla de él. Para muchos, es solo papel, números en una cuenta bancaria, algo frío y sin vida, una fuente de estrés o una meta inalcanzable. Pero para mí, el dinero es mucho más que eso. Yo lo considero una energía viva, una fuerza que fluye, que se mueve y que, cuando se honra y se respeta, regresa a ti multiplicado. No es un objeto estático, sino una corriente constante que se nutre de nuestra intención y reciprocidad.
Y si lo pensamos bien, el dinero se ha convertido en el Dios moderno. No el dios de los templos antiguos, ni de las escrituras sagradas. Este dios no reclama que le adores, le reces, le hagas oraciones ni sacrificios de ningún tipo. Aquí la dinámica es completamente distinta. El dinero es el dios que te permite moverte, sobrevivir, gozar de los placeres, excesos y deleites de este mundo. Te da poder, el poder de elegir, de experimentar, de construir. Pero solo si sabes ponerle un trono en vez de un altar.
¿Qué quiero decir? Que el dinero no te escuchará si tienes para Él palabras de súplica. El dinero es una energía que ignora a los débiles. Por eso Yo no le pongo altares al dinero, eso sería como adorar una cosa inanimada, una figura de yeso sin poder real. En cambio, le doy un trono. Para mí, cada billete que llega a mis manos, sea de la denominación que sea –desde el más pequeño hasta el más grande–, lo consagro. Lo toco, lo siento, y lo visualizo como un talismán lleno de poder y propósito. No se trata de un ritual complicado, de palabras mágicas o incienso. Es una conexión personal, una forma de infundirle mi intención más pura, de reconocer su valor no solo monetario, sino también energético. Es como darle una misión, un alma.
Y sí, siempre hablo con el dinero. Algunos quizás piensen que estoy loco, que es una excentricidad, pero para mí es tan natural como hablar con un amigo, con un socio o con un ser querido. No le ruego, nunca. La súplica implica carencia, una posición de necesidad y escasez que no resuena con la abundancia. En su lugar, cuando voy a invertirlo en algo, con firmeza y convicción le digo: «Ve, haz lo que te he pedido que hagas, cumple tu propósito y luego regresa a mí multiplicado». Le doy una misión clara, una tarea específica. Lo envío al mundo con un propósito, sabiendo que es una energía que cumple su función, que genera valor, y que por ley universal, retorna a su origen con creces.
Entendí hace mucho tiempo que la ansiedad por el dinero solo lo aleja. Si anhelas algo desesperadamente, si te aferras a él desde el miedo a la falta, creas una energía de necesidad que repele precisamente lo que deseas. El dinero no te escuchará si todavía no eres amo de tu hambre. Es como intentar atrapar el agua entre los dedos: cuanto más aprietas, más se escapa. Por eso, no ansío el dinero. Simplemente, Yo Soy el dinero. Esta no es una frase arrogante, una declaración de superioridad, sino una declaración de profunda comprensión y alineación. Si el dinero es energía, y yo soy un ser de energía, entonces estamos intrínsecamente conectados. Somos lo mismo en esencia, parte de la misma corriente universal de creación y manifestación.
Esta forma de percibir y sentir el dinero ha transformado radicalmente mi relación con la abundancia. No es que no trabaje, claro que lo hago, y lo hago con pasión y dedicación. Pero desde un lugar de empoderamiento, no de desesperación o de una búsqueda constante de algo que creo que me falta. Sé que el dinero no vendrá a mí, porque Yo Soy el dinero, y si así es, entonces no tiene que venir a mí porque ya lo soy. Es un acto de fe, sí, pero una fe basada en la experiencia y en la observación de cómo fluye la energía.
De modo que el dinero, ya materializado, es un flujo constante, un ciclo virtuoso. Llega a mi vida, cumple su propósito, se va para generar más valor en el mundo, y luego regresa, siempre con más energía, más oportunidades, más posibilidades. No se trata de acumulación por la acumulación, de llenar una bóveda sin sentido, sino de permitir que esta energía viva cumpla su ciclo, beneficiando no solo mi vida personal y mis proyectos, sino también la de otros a través de las acciones, inversiones y contribuciones que el dinero me permite llevar a cabo. Es una herramienta para crear un impacto positivo.
Te invito a que reflexiones profundamente sobre tu propia relación con el dinero. ¿Lo ves como algo frío y ajeno, una causa de tus problemas o una meta inalcanzable? ¿O puedes empezar a verlo como una energía viva que puedes honrar, dirigir y con la que puedes crear tu realidad? Si cambias tu perspectiva, si te atreves a conectar con él de una manera más consciente y respetuosa, puede que descubras, como yo, que el dinero es un aliado poderoso y un reflejo de la abundancia que ya reside dentro de ti.
Y si sientes que necesitas guía para establecer esa conexión, para abrir los caminos de la prosperidad y alinear tu energía con la abundancia, estoy aquí para ayudarte. Como brujo, he dedicado mi vida a comprender y canalizar las fuerzas que nos rodean. A través de rituales personalizados, limpias energéticas y consejos espirituales, puedo acompañarte en tu camino hacia una relación más armoniosa y fructífera con el dinero. No se trata de fórmulas mágicas, sino de despertar tu poder interior y aprender a fluir con la energía del universo. Si estás listo para dar ese paso, contáctame y juntos trabajaremos para que la abundancia sea una constante en tu vida.
