Trabajando con las ánimas: ¿En verdad funciona?

Amigos y seguidores de lo místico, de lo oculto, de aquello que la razón a veces se niega a comprender. Hoy quiero compartirles algo que me ha rondado la mente por mucho tiempo, una inquietud que, irónicamente, viene de mis propias discípulas: El trabajo con las ánimas.
Sí, sé lo que algunos estarán pensando: «¿Las ánimas benditas del purgatorio? ¿Ese lugar intermedio entre el cielo y el infierno, lleno de almas en pena?» Y sí, precisamente esa es la idea que siempre me ha estorbado. Como mago, como buscador de la verdad a través de las energías y los planos sutiles, la noción de un lugar de «castigo temporal» o «purificación forzada» choca con mi visión de la magia y la espiritualidad. Siempre he creído en la libertad del espíritu, en la evolución consciente, y el concepto de un purgatorio me parece, si me permiten la expresión, un poco… limitante.
Pero aquí viene la parte interesante. Varias de mis discípulas, mujeres con una sensibilidad y una conexión con el más allá que admiro profundamente, me han asegurado que han tenido resultados tangibles al trabajar con las ánimas del purgatorio. Me hablan de experiencias, de manifestaciones, de pequeñas pero significativas interacciones que les han confirmado la existencia y la operatividad de estas energías.
Y ahí es donde mi mente de mago entra en conflicto. Por un lado, mi escepticismo inicial sobre el concepto del purgatorio. Por el otro, la evidencia empírica, por así decirlo, que mis propias aprendices me presentan. Como mago, no puedo permitirme el lujo de cerrar la mente a aquello que, a otros, les ha funcionado. La magia es, en esencia, experimentación. Es la búsqueda constante de nuevas conexiones, de nuevas formas de interactuar con el universo y sus misterios.
Piénsenlo, no es la primera vez que algo así me ocurre. Como muchos de ustedes saben, y como pueden leer en mi libro «Habla la Santa Muerte», yo mismo, en un principio y por las mismas razones, no creía en Ella como un ente con el que se pudiera interactuar. La consideraba una figura cultural, un símbolo, o un ente religioso, pero no algo a lo que pudiera invocar o con lo que pudiera trabajar mágicamente. Fue solo cuando se me manifestó de una forma innegable que comencé mi investigación y mi relación con ella. Esa experiencia me enseñó una lección fundamental: la realidad a menudo supera nuestras concepciones previas.
Así que, después de mucha reflexión, he tomado una decisión: voy a experimentar. Voy a dejar a un lado mis preconcepciones sobre el purgatorio y voy a abrirme a la posibilidad de que, incluso si no encaja perfectamente con mis teorías, pueda ser una puerta hacia un tipo de energía o una forma de comunicación que hasta ahora he ignorado.
¿Qué significa esto? Pues, de momento, no puedo decirles mucho. La experimentación, por definición, implica no tener resultados inmediatos. Estoy en las fases iniciales de esta exploración, abordando este nuevo camino con la misma cautela y respeto que cualquier otra faceta de mi práctica mágica. No hay fórmulas mágicas instantáneas ni soluciones milagrosas, solo la paciencia y la observación.
Pero lo que sí puedo prometerles es esto: en cuanto tenga algo que contarles, lo haré. Ya sean revelaciones sorprendentes, confirmaciones de lo que mis discípulas me han dicho, o incluso la constatación de que, para mí, este camino no resuena, lo compartiré con ustedes. Porque la magia, al final, es un viaje de descubrimiento compartido.
Así que, manténganse atentos. El viaje hacia el misterio de las ánimas del purgatorio apenas comienza.
